LA CRIANZA RESPETUOSA Y CONSCIENTE

LA CRIANZA RESPETUOSA Y CONSCIENTE

Paola Minetti
Psicóloga
 

Sirve? funciona realmente? no estamos dejando que los niños dominen a los padres? hacen lo que quieren? qué será de ellos cuando sean grandes si no los castigo para corregirlos? realmente aprenden a ser responsables?

Bueno, lamento decirles que para quien plantea la crianza en estos términos, no, no le va a servir. Estas preguntas esconden insidiosamente la necesidad que el niño haga lo que desea y espera el adulto. Con esta idea, el niño deberá responder según sus expectativas: deje los pañales a los 3 o antes, no conteste, controle sus emociones más viserales con un rotundo cállate o basta, tenga “buenas notas” en la escuela, porque así será “alguien” y no del montón. Salude a todo el mundo, aunque sea con una sonrisa ajena y vacía. Deberá también comer toda la comida del plato aunque ya no sienta hambre y por sobre todas las cosas si le decimos “vení”, venga. Aunque el “dejá eso”, también es muy importante.

El adultocentrismo, tan dañino y complejo de deconstruir  que nos aleja, desconecta emocionalmente de nuestros niños. Nos hace poner el foco en lo que ellos deberían ser y no en lo que realmente son o necesitan, que todo marche a modo de causa efecto, de producto de fábrica, de objeto de consumo (los niños “buenos” son más adorables). Sin fallas, para que no sean de segunda.

Luchando contra la naturaleza a sabiendas que un niño es por definición espontáneo, se enoja, patalea, se enchincha con sus recursos, no llama la atención, la necesita y la pide legítimamente y con las herramientas que cuenta, se saca los mocos con los dedos, no quiere, come a veces o no “te” come, saluda a pocas personas y no le gustan los besos de personas desconocidas o ajenas.

Cuando la propuesta de no pegar, no gritar, no chantajear emocionalmente, no forzar tiempos, no confundir consecuencias con amenazas y un interminable etcétera, no es para que funcione en estos términos disciplinarios. Es decir, que “haga caso”, “no conteste” “no haga berrinche” “saque buenas notas”, “salude siempre” etc.

Saber que un niño respetado, respetará. Un niño que no es amenazado no chantageará y a quien se acompañe en su llanto sin que sea sofocado por maricón o malcriado, sabrá de mayor expresar su dolor, tristeza y angustia y gestionarla de la mejor manera para sí, sin la “ayuda” del psicofármaco o del padecimiento de síntomas tan duros como los elevados niveles de angustia, trastornos de ansiedad o tristezas interminables sin encontrar fácilmente una causa. Vacíos, esos de los que intentamos llenar con comidas, cigarrillos o alcohol.

Un niño respetado y cuidado emocionalmente durante la primera infancia será un adulto seguro, independiente y con la capacidad de crear, crecer y encontrar momentos de felicidad a solas o acompañado. Podrá ser quién es sin miedos ni falsos montajes.

Podrá decir “NO ES NO”, respetarlo y hacerlo valer.

Entonces, no te dejes convencer por quién te sugiere que un chirlo a tiempo es sano, o que te dice: “ese niño te domina o que no tiene límites”.

Estarán quienes entienden y respeten tus decisiones como ma- padres y estarán quienes te juzguen, Para ellos te dejo una frase rockera “Alejarse de la especie por algo superior, no es soberbia es AMOR, poder decir adiós es crecer” Gustavo Cerati

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