EL PELIGRO DEL MÉTODO MONTESSORI

El peligro del método Montessori

Paola Minetti
Psicóloga
 

EL PELIGRO DEL MÉTODO MONTESSORI: Cuál es? El peligro es creer efectivamente eso, un método infalible. Te lo digo así, cortito y al pie y sin pelos en la lengua, o en este caso mejor dicho… sin guantes en los dedos.

Cuando hablamos estrictamente de un método, la lengua española nos refiere a un “modo ordenado y sistemático de proceder para llegar a un resultado o fin determinado” o “procedimiento que se sigue para conseguir algo” entre otras definiciones de la palabra método.

No me explayaré sobre cómo llega a difundirse y conocerse esta filosofía cómo “el método Montessori”. Si bien es cierto que en el aspecto pedagógico hay un procedimiento metódico que debe ser respetado para el uso de los materiales, por momentos me da la impresión que se transmite o mal transmite la idea que “aplicando el método a rajatabla” al modo de fórmula matemática, el niño una vez que haya transitado su infancia, será un Mark Zuckerberg o un Larry Page o incluso un Gabriel García Márquez (todos ellos han asistido a escuelas Montessori).

Ofrecer una institución respetuosa, es solo un granito de arena en el desierto, si lo comparamos con todo lo que podemos ofrecer a un niño o una niña en la primera infancia. Porque la pedagogía por sí sola, no produce infancias, no modifica vidas ni mucho menos sustituye el lazo de amor fundante y fundamental de los padres.

Un niño necesita: upa, besos, confianza y tiempo, “tiempo de jugar que es el mejor”. Límites puestos con amor y no chantajes disfrazados de conveniencias. Seguridad, promesas cumplidas y cero expectativas sobre sus desempeños y preferencias. Necesita de adultos empáticos, que le hablen con un lenguaje sin metáforas o supuestos. Madres que defienden y creen siempre. Y si se caen y se golpean, una adulto que amorosamente les diga: “vení, te abrazo mientras te alivia un poquito” y no un “¡te lo dije!”

Saber que nuestros hijos atravesarán momentos de angustia y críticos pero que se sepan acompañados, comprendidos y validados será de los mejores aprendizajes para sus vidas.

En resumidas cuentas y para no extenderme más, hay momentos que entre tantas consultas que recibo en los talleres y por las redes, me queda el sin sabor de sentir que los consultantes esperan más, precisamente la fórmula del método. Si tal cosa existiese, no sería Montessori.

Por eso no es de un método tal como lo entendemos en la legua española o del ABC de los que estamos hablando aquí. Estamos viviendo una filosofía, una forma de entender y vincularnos con las infancias, una forma de vivir. Intentamos, claro, ser lo más fiel que podemos a nuestra mejor versión, junto a cuestionamientos, idas y vueltas, contradicciones, dudas, volver a comenzar y no perder el norte que siempre siempre estamos de su lado.

Les aseguro, que aún si lográramos poder transmitir una forma de criar como un método, no lograríamos asegurarnos el bienhacer del mapaternar.

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